
El 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down.
En este día quiero aprovechar para comentar la importancia de la estimulación, para todos lo niños en general, como elemento potenciador del desarrollo y como preventivo para posibles futuras lesiones o complicaciones en el aprendizaje .
En el caso concreto de tener un bebé con un síndrome de Down diagnosticado tenemos la gran ventaja de saber desde el primer día con lo que contamos y así actuar desde el principio, sabiendo que el trabajo que se hace de forma temprana, consigue mayores resultados con menos esfuerzo.
Cuando hablamos del tema del síndrome de Down, tenemos que tener en cuenta que no todos los niños con síndrome de Down son iguales. Cada niño tiene unas peculiaridades concretas y dentro del mismo abanico, encontramos diferentes habilidades más o menos desarrolladas. Lo que sí sabemos, es que un niño con síndrome de Down con el que trabajamos desde el primer día, evoluciona muy positivamente, tanto a nivel intelectual como a nivel físico. El síndrome de Down en sí nace con una serie de dificultades nosotros, los adultos (padres, cuidadores…), podemos proporcionarle de una manera muy clara una serie de oportunidades, que le ayudarán a desarrollarse de una manera más completa.
De forma temprana podríamos empezar con la estimulación física que les va a permitir poder moverse de forma autónoma. Pasando por el arrastre y el gateo, como todos los niños, para luego acabar caminando, corriendo y ejercer cualquier tipo de deporte. Ese arrastre y ese gateo tiene una serie de beneficios neurológicos a los que la persona con síndrome de Down le puede ayudar de una manera muy notoria y eficaz.
Por otro lado, también trabajaremos de una forma lo más amplia posible el desarrollo intelectual. Y lo haremos a través de las cinco vías, es decir de los cinco sentidos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) y mediante la experimentación de diferentes alimentos, en el momento que ya se nos permita. Tanto el trabajo físico como el intelectual acompañado del cariño y del refuerzo del vínculo afectivo, darán lugar a un individuo completo y perfectamente preparado para enfrentarse a la vida.
Todos los padres del mundo siempre esperamos que en el momento del nacimiento de nuestro bebé todo sea perfecto y, a veces, las noticias no son las esperadas y deseadas. Sin embargo debemos tener en cuenta que no hay hijo perfecto, que incluso el niño que nace aparentemente sano puede desarrollar dificultades en años posteriores . Sin obviar que incluso los niños que no desarrollan ningún tipo de dificultad, crean también infinidades de preocupaciones, inseguridades y dolores de cabeza a los padres. Con lo cual quiero decir que en el momento que nos dan el diagnóstico de nuestro bebé, es importante intentar ser positivos y adaptarnos a la nueva situación pues por suerte y, a diferencia de unas décadas atrás, el síndrome de Down hoy en día está muy estudiado y las personas afectadas por este síndrome están muy integradas en la sociedad y tienen unas posibilidades de futuro maravillosas.
Carmen Romero, psicóloga infantil, experta en estimulación temprana.