Los primeros años de vida son los más importantes en el crecimiento neuronal, especialmente los tres primeros años. Los niños son esponjas. La capacidad de aprender durante estos primeros años es inversamente proporcional a la edad. A menor edad, mayor capacidad.



El objetivo principal es potenciar el desarrollo físico e intelectual del bebé que facilitarán la consolidación de una estabilidad emocional y potenciarán el vínculo afectivo con los padres y profesionales que cuidan de él.

Para entender cómo podemos beneficiar al bebé debemos tener claras cuáles son sus necesidades. Existen tres tipos de necesidades generales que son vitales:


Necesidades fisiológicas

Alimentación, cuidado e higiene. Estas necesidades son las más importantes para supervivencia. Requieren de unos cuidados que permitan un buen desarrollo a nivel físico.

Necesidades emocionales

El bebé necesita cariño, calor humano y amor por parte de sus cuidadores para desarrollar su autoestima y crecer sano.

Necesidades neurológicas

Generalmente se suelen descuidar por falta de conocimiento por parte de los cuidadores y sin embargo son de gran importancia. El cerebro necesita estímulos ambientales y ejercicio físico que propicien su buen desarrollo.

Los primeros años el cerebro se organiza y crece a una velocidad impresionante para poder llegar a desarrollar su compleja actividad.

Durante estos primeros años de vida se produce la mayoría de las conexiones neuronales provocando una red neuronal más o menos espesa según los estímulos recibidos. 

El ejercicio físico también tiene un papel principal en la actividad neuronal y las funciones cerebrales, tales como promover la neuroplasticidad y aumentar el rendimiento del aprendizaje, el proceso de la lecto-escritura y la memoria.


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